domingo, 9 de enero de 2011

la magia del silencio

El universo entreteje sus alianzas con las delicadas hebras del tiempo: hila su trama de acordes lejanos y ancestrales. Son las vanas embestiduras de un viejo tatuaje que nos quedó estampado en el alma.



La brisa envuelve la siesta y silenciosa, acaricia y pasa.



A lo lejos, profundo en el azul, el mar clama.



Las olas se alzan hacia el sol, rugen su celo y jadeantes buscan la orilla. Las lenguas salobres se deshacen en

espumas de nácar que besan, hasta ser devoradas, la arena blanca .



Las estoicas piedras del recuerdo vierten sus lágrimas



Observo, dejo que lo ordenes desordenen mi orden. Me vuelco a perpetrar un arte que no tengo.



Y Allí, donde las voces habitan mi silencio, me sorprendes con tu luz azul, desde tu verde rivera. Tú que posees la sensibilidad del cántaro y calmas la sed del peregrino. Tú que tienes más brazos que el delta de un río en busca del mar. Tú el alquimista de los elementos sagrados. Tú hombre y poeta. Tú dios y profano. Tú tan lejano y siempre tan alerta de un alma que con tu corazón va de la mano.



Tú ya sabes de quién hablo.

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